Para los trastornos gástricos o del duodeno (úlcera) se debe realizar una cura de col fresca. Se licuan hojas de col con agua suficiente para preparar 1 litro de jugo el cual se debe tomar a lo largo del día y durante dos semanas. Los efectos de esta cura se notan a los pocos días.
Para el tratamiento de las heridas de mala circulación, ulceraciones o neuralgias como consecuencia del herpes zóster, dolores de muelas, artritis y dolores producidos por la gota se aplican las hojas en forma de compresa del siguiente modo: Se separan las hojas de col, se les quita la vena y se les pasa por encima un rodillo para que pierdan su rigidez y se adapten a la zona afectada por el dolor, se aplica la compresa y se cubre con una venda, poco apretada. En el caso de las heridas la compresa debe cambiarse dos veces al día, para los demás casos una vez al día es suficiente
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